WASHINGTON, D.C. — Luego de más de seis semanas de paralización, el gobierno federal de Estados Unidos ha reanudado sus operaciones este jueves, tras la aprobación de un acuerdo presupuestario temporal que permitirá financiar sus actividades hasta finales de enero de 2026. La reapertura pone fin al cierre más prolongado en la historia del país, que afectó a millones de ciudadanos y generó tensiones políticas en el Congreso.

El acuerdo fue aprobado por ambas cámaras legislativas con márgenes ajustados, reflejando las divisiones internas que marcaron las negociaciones. La Cámara de Representantes dio luz verde al proyecto con 222 votos a favor y 209 en contra, mientras que el Senado lo había respaldado previamente con una mayoría de 60 votos frente a 40. El financiamiento aprobado cubre las operaciones gubernamentales hasta el 30 de enero, lo que otorga a los legisladores un plazo limitado para alcanzar un consenso más duradero.

Durante el cierre, más de 1.4 millones de empleados federales se vieron afectados, incluyendo más de 670,000 que fueron suspendidos sin sueldo. Servicios esenciales como la seguridad aeroportuaria, el procesamiento de beneficios sociales y la atención médica pública operaron con recursos mínimos, mientras que agencias como parques nacionales, oficinas de pasaportes y centros de investigación cerraron sus puertas por completo.

El conflicto presupuestario se centró en disputas sobre el financiamiento de programas de salud, subsidios federales y asignaciones para agencias específicas. La falta de consenso entre los partidos políticos generó un estancamiento prolongado, que impactó no solo a los trabajadores federales, sino también a contratistas, pequeñas empresas y comunidades que dependen de servicios públicos.

La reapertura del gobierno ha traído alivio inmediato, pero también ha dejado en evidencia la fragilidad del sistema legislativo ante divisiones partidistas. El acuerdo temporal no resuelve los desacuerdos de fondo, y el riesgo de un nuevo cierre persiste si no se logra un pacto presupuestario integral antes de la fecha límite.

En el ámbito económico, el cierre generó pérdidas estimadas en 14,000 millones de dólares, afectando la confianza de inversionistas y provocando fluctuaciones en los mercados financieros. El dólar abrió la jornada con tendencia a la baja, reflejando la incertidumbre que aún rodea la estabilidad fiscal del país.

Con el gobierno nuevamente en funcionamiento, la atención se centra en las negociaciones que definirán el futuro financiero de la nación. Los próximos meses serán clave para evitar una repetición de la crisis y restaurar la confianza en las instituciones democráticas.